Oftalmología Infantil
La Dra. Eulàlia Rusiñol Regí, especialista en oftalmología infantil, nos habla de cómo se desarrolla la visión en los niños, cuándo es necesario acudir al oftalmólogo y de cómo deben ser las gafas de los más pequeños de la casa.
El desarrollo de la visión
La visión del niño se desarrolla durante el periodo de crecimiento y lo hace hasta los 8-10 años. El sistema visual de un bebé está anatómicamente bien formado pero funcionalmente es muy deficiente. El recién nacido pasa de ver estímulos en el momento en el que nace a ver el 100% a los 8-10 años. Después de esa edad la visión está totalmente desarrollada. Si durante este período de desarrollo visual sucede alguna alteración en el ojo, la capacidad visual del ojo afectado no solo se detiene sino que decrece.
¿Cuándo es conveniente llevar a los niños al oftalmólogo?
Si el niño no tiene alteraciones neurológicas, no muestra aparentemente ninguna alteración de la visión y no hay antecedentes de enfermedades oculares en la familia, no es necesaria una revisión con el oftalmólogo hasta los 3 años de edad.
Problemas visuales de la oftalmología infantil
Los problemas visuales más frecuentes de la oftalmología infantil que obligan al niño a acudir al o médico oftalmólogo son:
- Acercarse excesivamente a la TV o al papel al leer o escribir. Este suele ser un problema de refracción.
- Entreabrir los ojos al mirar de lejos. Suele ser síntoma de miopía.
- Problemas en el aprendizaje y bajo rendimiento escolar.
- Dolor de cabeza al salir de la escuela. Es síntoma del esfuerzo visual para ver nítidamente o una insuficiencia en la acomodación visual.
- Ojos rojos de manera frecuente. Síntoma de alergia ocular o defectos refractivos.
- Diferencias de visión entre un ojo y otro. Posible anisometropía o ambliopía.
- Desviación de los ojos. Suele ser un uno de los problemas más frecuentes en la oftalmología infantil y se llama estrabismo.
¿Cómo se sabe si un niño ve bien si todavía no habla y no puede expresarnos lo que ve?
Un bebé de meses no colabora, ni habla. Todo lo que se puede hacer es observar. El oftalmólogo infantil es el encargado de recoger toda la información y con su experiencia y aparataje estudiará lo siguiente:
- Observación de la fijación
- Observación del seguimiento
- Reflejo vestibular ocular
- Nistagmus optocinético
- Test de mirada preferencial
- Ortoforia
- Reflejo rojo del fondo de ojo
Con todo esto el oftalmólogo podrá determinar de una manera estimativa si el niño tiene cantidad y calidad de agudeza visual.
Recientemente existen aparatos basados en una foto refracción excéntrica que ofrecen a partir de los 6 meses de edad y de manera estimativa si el niño tiene algún tipo de defecto refractivo. Naturalmente estos aparatos no tienen en cuenta la acomodación y otras cosas pero ofrecen una idea de si existe alguna alteración en la visión.
A partir de la edad verbal ya se puede hacer el test de reconocimiento e interpretación de imágenes (dibujos, E-test, números y letras).
Titmus Test o Test de Stereopsis
Test de visión cercana
E-Test
¿Qué son los defectos de refracción?
En un ojo normal los rayos de luz convergen sobre la retina dando lugar a imágenes nítidas. Los defectos de refracción son aquellos que impiden que los objetos se vean con nitidez. Hablamos de la miopía, la hipermetropía y astigmatismo.
La miopía: un niño miope tiene dificultad para enfocar los objetos lejanos y los ve borrosos. El niño se acerca mucho a los objetos, a la televisión, no ve los objetos a distancia y entrecierra los ojos para ver de lejos.
La hipermetropía: los niños hipermétropes tienen una percepción borrosa de los objetos cercanos (al revés que los miopes). La hipermetropía puede causar dolores de cabeza, lagrimeo o parpadeo frecuente pudiendo provocar un bajo rendimiento escolar.
El astigmatismo: el astigmatismo suele estar asociado o no a la miopía o a la hipermetropía y se percibe como una visión deformada de las cosas tanto de lejos como de cerca. Esto es debido a un problema de la curvatura corneal.
Es importante detectar todos estos defectos refractivos precozmente ya que pueden provocar bajo rendimiento escolar.
¿Cómo deben ser las gafas que lleven los niños?
Para corregir los defectos refractivos, es necesaria la utilización de las gafas, pero ¿cómo deben ser? Las gafas de los niños deben de ser cómodas, seguras, y lo suficientemente robustas para que el niño no las rompa al ponérselas y quitárselas o incluso al jugar o practicar algún deporte.
Los bebés y los niños suelen tener el puente nasal muy plano y es por ello que las gafas tienen tendencia a resbalar por la nariz. Para evitar esto hay que elegir una gafa de puente bajo y ajustarla bien detrás de la oreja (sin que duela). Es importante también que el marco superior de la gafa tape la ceja del niño o al menos que el ojo quede bien centrado en la lente, de esta manera evitaremos que mire por encima de la gafa. Además, para impedir que el niño se quite la gafa fácilmente existen unas cómodas gomas elásticas de silicona que ayudan a mantener la gafa en la posición correcta. Estas gomas no duelen ni estropean el pelo.
Existen también gafas graduadas para hacer natación o cualquier tipo de deporte al aire libre. Consulta con tu óptico todas las posibilidades.
