Estrabismo
¿Qué es?
El estrabismo es la desviación o mal alineamiento de uno o ambos ojos en alguna de las posiciones de la mirada. Esto significa que los ojos no trabajan juntos al mismo tiempo y esto conlleva a una falta de desarrollo visual que si no se trata a tiempo conduce a la ambliopia u ojo vago. El estrabismo puede presentarse como una desviación horitzontal (el ojo se desvia hacia dentro o hacia fuera) o como una desviación vertical (el ojo se desvia hacia arriba o hacia abajo). El estrabismo puede ser permanente (los ojos desvían permanentemente) o intermitente (a veces sí a veces no).
¿Por qué ocurre?
Los músculos del ojo controlan cómo se mueven los ojos, estos envían lo que ven al cerebro y el cerebro interpreta las imágenes que le llegan de manera tridimensional o en 3-D. Por lo tanto, una buena visión es el resultado de un conjunto de esfuerzos de los músculos oculares, los ojos y el cerebro.
Las personas tenemos 6 músculos en cada ojo que son los encargados de dirigir la mirada hacia donde queremos ver. Cuando los ojos no trabajan conjuntamente, el cerebro tiene un problema de interpretación porque no sabe lo que tiene que mirar. Por eso el cerebro responde suprimiendo o ignorando la imagen del ojo desviado. Un ojo desviado será un ojo que no desarrollará una visión normal y se volverá lo que se conoce como ojo vago. En nuestro país un 3% de los niños padecen estrabismo.
¿Cómo se cura?
El estrabismo es crucial tratarlo mientras la visión se está desarrollando (hasta los 8-10 años). Cuanto más pequeño es el niño al iniciar el tratamiento, mayores son las garantías de éxito. El oftalmólogo pediátrico, mediante el uso de instrumentos especiales, estudiará la focalización de los objetos interpretando cómo los ojos reaccionan al mirar un objeto, la luz o algunos dibujos. De esta forma, el médico podrá hacer un buen diagnóstico y proponer el tratamiento adecuado.
El estrabismo puede ser corregido con gafas, cirugía o ambas cosas. La cirugía del estrabismo consiste en trasladar los músculos encargados de la movilidad del ojo situándolos en otro lugar para debilitar o reforzar su acción.